SILENCIOS - ALISSA BRONTË

No solo hay luz en las estrellas del firmamento, también las hay dentro de algunas personas. Nacen con ese brillo que las hace destacar incluso en las noches más oscuras.
Unas poseen una luz fuerte, firme, duradera... como la Estrella Polar, la más brillante de todas. Otras tan solo son estrellas fugaces que resplandecen con intensidad el tiempo suficiente de que alguien las vea para después apagarse con la misma celeridad. Y también las hay con un fulgor menos brillante que, la mayoría de las veces, se ven opacadas por otras que lucen con más fuerza, pero resisten, no se apagan. Son aquellas que arden con lentitud.
Yo fui una estrella fugaz. Brillé por un tiempo con mucha intensidad, para después agonizar en mi propia luz, rodeada de oscuridad.
Y, ahora, debo pagar por ello.
Un tributo caro. Me ha costad sacrificar lo más luminoso de mí: mi voz.
 

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