Durante mil años, han caído las cenizas y nada florece. Durante mil años, los skaa han sido esclavizados y viven sumidos en un miedo inevitable. Durante mil años, el Lord Legislador reina con un poder absoluto gracias al terror, a sus poderes y a su inmortalidad. Le ayudan «obligadores» e «inquisidores», junto a la poderosa magia de la alomancia. Pero los nobles a menudo han tenido trato sexual con jóvenes skaa y, aunque la ley lo prohíbe, algunos de sus bastardos han sobrevivido y heredado los poderes alománticos: son los «nacidos de la bruma» (mistborns). Ahora, Kelsier, el «superviviente», el único que ha logrado huir de los Pozos de Hathsin, ha encontrado a Vin, una pobre chica skaa con mucha suerte… Tal vez los dos, unidos a la rebelión que los skaa intentan desde hace mil años, logren cambiar el mundo y la atroz dominación del Lord Legislador.
Vin y el Rey Elend buscan en los últimos escondites de recursos del Lord Legislador y descubren el peligro que acecha a la humanidad. ¿Conseguirán detenerlo a tiempo?
Pero ¿fue ese realmente el final de su historia? Las pistas susurradas a sus amigos sugerían que estaban pasando muchas cosas más. Decir algo más corre el riesgo de revelar demasiado. Incluso el conocimiento de la existencia de esta novela es, en cierto modo, una revelación.
Siempre hay otro secreto.
Después de vivir veinte años en los Áridos, Wax se ha visto obligado, por una tragedia familiar, a volver a la metrópolis de Elendel. Sin embargo, y a su pesar, deberá guardar las armas y asumir las obligaciones que exige el hecho de estar rodeado de la clase noble. O al menos eso cree, ya que aún no sabe que las mansiones y las elegantes calles arboladas de la ciudad pueden ser incluso más peligrosas que las llanuras de los Áridos. Un skyline metálico de bruma, de ceniza y vapor conquista el cielo amenazando a todos aquellos que viven y luchan debajo de él.
Esta sociedad tan animada y optimista, aunque todavía tambaleante, se enfrenta ahora a su primera amenaza de terrorismo, crímenes cuyo objetivo es fomentar el descontento de la clase trabajadora y avivar las llamas de los conflictos religiosos. Wax y Wayne, con la asistencia de la adorable y brillante Marasi, deberán dar al traste con la conspiración antes de que las revueltas civiles frenen por completo el progreso de Scadrial.
La cuenca de Elendel es un polvorín. El descontento de los trabajadores solo es la punta del iceberg; las diferencias son cada vez más irreconciliables entre la capital y las demás ciudades de la cuenca, ciudades que Elendel asegura gobernar mientras sus habitantes denuncian la opresión a la que se sienten sometidos. En medio de todo esto, llega a oídos de Waxillium Ladrian el rumor de que un académico kandra podría haber localizado los legendarios Brazales de Duelo, un arma capaz de sembrar la destrucción y dar al traste con el actual equilibrio de poder imperante en la cuenca.
Waxillium Ladrian, vigilante de la ley convertido en senador de la gran ciudad, lleva años intentando dar caza a la sombría organización llamada el Grupo -entre cuyos líderes se cuentan su difunto tío y su hermana-, desde que empezaron a secuestrar a personas con el poder de la alomancia en su linaje. Cuando la detective Marasi Colms y su compañero Wayne encuentran un almacén ilegal de armas con destino a la ciudad exterior de Bilming, se abre ante ellos una nueva pista. El conflicto entre Elendel y las ciudades exteriores favorece al Grupo, que ya extiende sus tentáculos hasta el Senado de Elendel -cuya corrupción pretenden destapar Wax y Steris-, y la ciudad de Bilming está incluso más implicada de lo que creían. Después de que Wax descubra un nuevo tipo de explosivo capaz de desatar una destrucción sin precedentes y comprenda que el Grupo ya debe de tenerlo, un kandra inmortal al servicio del dios de Scadrial, Armonía, le revela que Bilming ha caído bajo la influencia de otro dios: Trell, venerado por el Grupo. Pero Trell no es el único factor que interviene procedente del amplio Cosmere, puesto que a Marasi la reclutan unas personas de fuera del planeta dotadas de extrañas capacidades, que afirman que su objetivo es proteger Scadrial... a toda costa. Wax deberá decidir si deja a un lado las dificultades de su relación con Dios y se convierte de nuevo en la espada que Armonía lo ha estado preparando para ser. Si nadie da el paso y actúa como el héroe que Scadrial necesita, el planeta y sus millones de habitantes sufrirán una repentina y calamitosa ruina.
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