EL SUEÑO DE SILVIA - AITOR FERRER

Silvia no cabía en sí de gozo desde que supo que iba a ser madre. Y es que dar a luz al fruto de sus entrañas suponía para ella la culminación de su mayor sueño. No obstante, ver cómo el padre de la criatura la dejaba en la estacada mientras aquella pequeña vida crecía en su interior, le borró la amplia sonrisa que su embarazo le había dibujado en la cara. Sintiéndose vapuleada, la joven protagonista decidió levantar un muro entre ella y los hombres… El mismo muro que parecía tener una grieta por la que se asomó Iker, el cañón de ginecólogo a cuya consulta llegó por mediación de su amiga Rita.Dejar que él se colara por esa grieta o sellarla definitivamente estaba en las manos de la futura mamá, ¿y en las del destino?
 

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