"Creen que todavía soy una niña pequeña que no es capaz de ser Reina".
Lord Melbourne se volvió para mirar a Victoria. “Están equivocados. No hace mucho que te conozco, pero observo en ti una dignidad natural que no se puede aprender. Para mí, señora, usted es una reina en cada centímetro”. En 1837, menos de un mes después de cumplir dieciocho años, Alejandrina Victoria –protegida, pequeña de estatura y mujer– se convirtió en reina de Gran Bretaña e Irlanda. Muchos pensaron que era absurdo: Alexandrina (Drina para su familia) siempre había estado estrictamente controlada por su madre y su familia, y seguramente era demasiado poco atractiva para ocupar el trono. Sin embargo, desde el momento en que murió Guillermo IV, la joven reina sorprendió a todos: abandonó su odiado nombre en favor de Victoria; insistir, por primera vez en su vida, en dormir en una habitación separada de su madre; decidida a reunirse a solas con sus ministros.
Uno de esos ministros, Lord Melbourne, se convirtió en secretario privado de Victoria. Quizás podría haber llegado a ser más que eso, excepto que todos argumentaron que ella estaba destinada a casarse con su primo, el Príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo y Gotha. Pero Victoria había conocido a Albert cuando era niña y lo encontró rígido y crítico: seguramente el último hombre que querría como marido….
 |
| ADAPTACIÓN A LA TELEVISIÓN |
 |
| ADAPTACIÓN A LA TELEVISIÓN |
 |
| ADAPTACIÓN AL CINE |
 |
| ADAPTACIÓN AL CINE |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario