Syla era la hija del emperador.
Una joven guerrera, salvaje.
Pero dulce, pura y virgen.
Luz y oscuridad. Día y noche.
No le faltaban pretendientes.
Nobles entre los elfos.
Guerreros de élite.
Pero ella no estaba interesada.
Y entonces lo conocí a él.
Zoros, líder de los elfos oscuros.
Atractivo, atlético, dominante.
Un depredador a temer.
Su relación estaría prohibida.
Elfos de luz y elfos oscuros.
Iba en contra de la tradición.
Y su padre nunca le daría el visto bueno.
Pero ella lo deseaba.
Deseaba ser suya.
Su elfa. Su sumisa. Su esclava.
Su juguete.
Y eso seria.
Zoros se encargaría de ello.
Personalmente.
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