"No me agradaba la idea de dejar a Lesath sin su reina, tenía miedo de que el Concilio se diera a conocer y tomara Lesath por la fuerza. Debía correr el riesgo, Lysha me había ayudado y si la dejaba aquí, pagaría con su vida por ello. Además ya era hora de que Lesath supiera la verdad.” El camino de regreso a Saiph resultó más largo de lo esperado. Tras dos días de marcha, una misteriosa figura emerge de la oscuridad del paisaje. El grupo lo enfrenta con valentía, pero para proteger a sus amigos Adhara accede a ser llevada prisionera al castillo de Izar. Allí encontrará a una aliada inesperada, la reina Lysha, que le pedirá huir con ella. Adhara deberá actuar rápido, ya que el Concilio de los Oscuros no tardará en atacar de nuevo. Encontrar el Corazón del Dragón antes que ellos es la única alternativa.
La única ventaja con la que contábamos era que nosotros sabíamos algo que ellos ignoraban. El Corazón del Dragón no le daba inmortalidad a la persona que lo llevara, sino que lo protegía de todo tipo de ataques, tanto mágicos como físicos. Pero con lo bueno también venía lo malo. Solo un descendiente de Lisabeth Derose, la Dama Draconis, podía utilizar el amuleto ...sin sufrir consecuencias. Con el Corazón del Dragón en su poder, Adhara, Aiden, Zul y Sorcha se dirigen al reino de Eira, donde encontrarán al Hechicero del Hielo. Una vez allí, y bajo la instrucción de Elar, el Hechicero, su misión por salvar Lesath llegará a su punto cúlmine. Pero un hecho inesperado ligará la vida de Zul al amuleto y dará lugar a un nuevo obstáculo en el enfrentamiento final con Akashik.
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