Rut Ventura, sevillana, tenía un puñado de sueños por cumplir, una vez acabó la carrera de Traducción e Interpretación y un máster en comunicación. De momento prepare las oposiciones para ser profesora de inglés en el instituto que le tocara, si es que las aprobaba. Pero pasó por sus manos mirando en Google una beca en un Centro de investigación de La ONU en Ottawa, Canadá de dos años. Uno de los departamentos era el de comunicación. Cumplía todos los requisitos, pero era un sueño si se lo daban. Y se lo dieron. Trabajó, le encantó la ciudad, las amistades. Lugares por visitar. Gente diversa de otros países que conoció. Y allí, en ese viaje, encontró dos hombres distintos, una serpiente y un ángel. Y por supuesto, se quedó con…
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